revista 20
En
España en la ciudad de Cádiz, en la parte más vieja de la ciudad, al lado de la
alameda, frente al monumento del marqués de comillas, junto al mar, una casa
vieja abandonada, de la cual se dice estar encantada.
En la vieja
mansión, habita un capitán de barco con su mujer y su hija, la cual le pedía a
su padre que cada vez que regresara de un viaje le trajese un espejo. La bella
joven era una hija ejemplar y el padre solo tenía ojos para ella. Pasó el
tiempo y su padre seguía obsequiándole con espejos, llegando a tener muchos
espejos de una infinidad de países.
Ante los
caprichos de la hija la madre recibía poca atención del marido, con lo que discutía
con la hija todos los días cuando el capitán se encontraba en uno de sus
viajes, la envidia de la madre era tan grande que en uno de los viajes del
marido, envenenó a su hija para tener la total atención del marido.
El padre al
saber la muerte de su hija, enloqueció, aun no se creía que su adorada hija había
muerto, y enfurecido se enfadaba por nada, entonces vio en los espejos la
muerte de su hija a manos de su madre, que la envenenó loca de envidia.
Al conocer el
fallecimiento de la joven, el convenció a la madre que confesara el crimen. La
encarcelaron y murió en prisión. El esposo se fue de la vivienda y nunca volvió. La casa hasta ahora se quedo vacía.
Al entrar en
la mansión un miedo te recorre el cuerpo y se escuchan lamentos de la niña que
vienen del piso de arriba, donde estaba la habitación de la joven, y los espejos
siguen en el mismo lugar, los cuales reflejan el semblante de la hija. Yo he
estado en la habitación de ella y es escalofriante.
Conclusión:
La envidia es
falsedad y casi nunca es inocua.